
El 26 de julio de 1953 un grupo de jóvenes revolucionarios asaltaban los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes. La fecha no fue producto del azahar, se cumplían cien años del natalicio de Nuestro Héroe Nacional José Martí. Al frente de la vanguardia estaba el joven Fidel Castro Ruz y como segundo jefe Abel Santamaría Cuadrado.
El cuartel Moncada era la segunda fortaleza militar en importancia del país. Los atacantes tenían un programa político y social definidos que resolvía los principales problemas que enfrentaba el pueblo.
Era época de carnavales en Santiago de Cuba, personas de todo el país se dirigían a la ciudad para disfrutar de la fiesta. Sin embargo, ese no era el caso de más de un centenar de hombre y dos mujeres, sus propósitos eran otros, con los hechos que realizaron, cambiaron el rumbo de la historia del país.
Al amanecer del 26 de julio el tiroteo era intenso, cuando la población se percató de que el ruido venía del Moncada la alarma creció. Después el fuego se mantuvo esporádico hasta pasadas las 10 de la mañana. La radio transmitió la noticia, pero después hubo un silencio total. La población se dirigió al centro de la ciudad en busca de información, ocurrieron muchos arrestos ese día. Al mediodía el coronel Alberto del Río Chaviano, que no se encontraba en el Moncada en el momento de producirse el asalto revolucionario, ofreció una conferencia de prensa donde le atribuyó a los revolucionarios los crímenes que él y sus subalternos habían cometido.
La dictadura trató de ocultar y disimular los hechos, la evidencia fue prohibida, las fotografías fueron requisadas a los reporteros gráficos.
Ese día no triunfaron, pero lograron un objetivo importante: marcar el reinicio de las luchas por la independencia de Cuba que había comenzado Carlos Manuel de Céspedes el 10 de octubre de 1868 al darle la libertad a sus esclavos.
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